Hace ahora 32 años fui
elegido por el Partido Socialista para encabezar la candidatura a las
elecciones municipales de mayo de 1983. Llevaba militando en el partido que fundara Pablo Iglesias, desde
que terminé el servicio militar en 1980
realizado tras la finalización de los
estudios de Filosofía y Letras en
Granada. Aún recuerdo el acto de presentación de la candidatura en la vieja
Biblioteca con presencia de Antonio Ojeda, años después, presidente del
Parlamento Andaluz, y Luis Benavides Cano, diputado por Jaén en el primer
parlamento andaluz de la sevillana plaza del Duque.
Por entonces en el partido Socialista se encontraba un
nutrido grupo de afiliados provenientes,
en su mayoría, de la 2ª República que creían con esperanza en las posibilidades
del régimen democrático recién estrenado
tan solo unos años antes, tras una larga dictadura de más de cuarenta años.
Estos viejos compañeros, de quien muchos de los jóvenes de entonces aprendimos
a comprender y a valorar el mensaje de
solidaridad y servicio público que
conlleva el socialismo, nos transmitieron enseñanzas muy básicas, pero al mismo tiempo profundas,
sobre la razón de ser del socialismo; valores y principios que a su vez habían escuchado y aprendido de los viejos
afiliados obreros de principios del siglo XX a los que ellos habían conocido.
Recuerdo que en aquella candidatura para los comicios de
1983, me acompañaban algunos de esos
compañeros ya ausentes entre nosotros. A saber: Manuel González Roncero, Juan
Torralbo Roncero, José Casas Rodríguez, Manuel Gómez Torres y José Alférez Alcalá. Para todos ellos guardo un especial recuerdo
de cariño y agradecimiento porque
confiaron en nosotros, los más jóvenes, para que impulsáramos
hacia el futuro los programas y los
ideales socialistas que habían defendido en su lejana juventud. Hacia ellos, igualmente, nuestro
reconocimiento por haber sido tenaces
animadores de la reorganización del Partido Socialista tras los años de
clandestinidad y dictadura favoreciendo de manera desprendida y, nada egoísta, la
renovación necesaria para que la organización calase en las nuevas generaciones.
He de decir que a partir de aquellas elecciones
municipales no cesó mi labor dentro del
PSOE Local, pues aunque esos comicios se ganaron por votos, un pacto entre una candidatura independiente, liderada
por quien había sido el alcalde socialista entre 1979 y 1983, y Alianza
Popular (actual Partido Popular), nos impidió
gobernar el Ayuntamiento de Marmolejo. Aún así me correspondió la misión
de liderar el grupo socialista en la oposición municipal hasta las elecciones
de 1987 en que después de cuatro años de unidad y trabajo bien hecho,
conseguimos recuperar la alcaldía para el proyecto socialista e incrementar el
grupo de concejales hasta ocho.
Luego ya, desde mi trabajo en
Jaén, continué vinculado siempre a la
organización sindical hermana UGT, desempeñando puestos de responsabilidad en
la estructura provincial y regional de
la Federación de Servicios Públicos, y como no manteniendo siempre mi
militancia en el PSOE, aunque eso sí, y así lo reconozco, con una actitud crítica por la deriva que en
los últimos tiempos había tomado la organización en su gestión de gobierno tanto regional como local, incapaz de
reaccionar ante los reiterados casos de
corrupción que, día tras día, le iban salpicando.
En los momentos actuales, me encontraba dedicado plenamente a mi trabajo, a mi familia
y a mi verdadera vocación, la Historia,
aunque siempre interesado por el devenir de los acontecimientos políticos y
colaborando con organizaciones de carácter social y cultural.
En ese contexto recibí la llamada de un grupo de jóvenes marmolejeñas/os
empeñadas/os en relanzar para los
próximos años el proyecto de renovación de
la izquierda en nuestra localidad desde unos postulados inspirados en
las distintas corrientes históricas obreristas, enriquecidas ahora con las ideas
de renovación democrática surgidas en los últimos años, favorecedoras de políticas
de igualdad, tolerancia y de consenso social, siempre desde el máximo
respeto a la diversidad cultural y de
pensamiento.
Reconozco que me lo tomé con calma, y tardé en reaccionar
ante la llamada, pero tras realizar un
sereno y profundo análisis de la situación de ruina y de enfrentamiento vecinal en que quedó nuestro pueblo tras los largos
años de desvarío de unos gobiernos locales enormemente distanciados de los valores del socialismo democrático, decidí, como
entonces hicieron aquellos viejos compañeros de finales de los setenta, unirme
a estas personas para arrimar el hombro
y aportar mi granito de arena a la regeneración política de nuestro querido
Marmolejo, sin importarme mucho el lugar que ocupase en la candidatura. La realidad cotidiana me viene demostrando
que pasos similares han dando en toda España y en Andalucía compañeros/as
socialistas, que sin renunciar a sus ideales de siempre, han optado por apoyar
nuevas opciones en el ámbito de la nueva izquierda en un afán sincero y honesto
de encontrar rumbos más adecuados al
anquilosado régimen democrático nacido en 1977.
Tengo plena confianza en que muchas/os marmolejeñas/os realicen también este ejercicio
reflexivo y movidas/os por un
alto concepto de la responsabilidad y compromiso, afronten el reto que la nueva
etapa histórica nos impone para que, entre
todos/as, seamos capaces de construir un Marmolejo mejor, en torno a este gran
equipo de personas , todos ellos marmolejeños/as de buen corazón y de nobles
ideales, que desde “Marmolejo SI” pretenden reivindicar los valores de igualdad,
progreso y justicia social que siempre defendió la izquierda democrática. Creo
sinceramente que Marmolejo lo está necesitando, y éstas/os vienen con tanta
fuerza y entusiasmo que de seguro lo vamos
a conseguir.
Manuel Perales Solís
Abril para vivir,
ResponderEliminarAbril para cantar,
Abril la primavera floreció,
Abril para sentir,
Abril para soñar,
Abril para encontrar un nuevo amor.
Espero que Marmolejo no pierda más primaveras.
Yo conocí a algunos de aquellos viejos socialistas, a casi todos y a otros no menos comprometidos y combativos. Tu artículo, Manolo, me ha removido recuerdos y me ha traído vivencias que creía olvidadas, o que al menos hace mucho tiempo que no evocaba. Gracias por tu coherencia, sentido común y ausencia de prejuicios, sinceramente, me ha emocionado esta visión tan real y al mismo tiempo legal de nuestra historia.
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